miércoles, 2 de junio de 2010

Gabo

Limpiando mí computadora encontré una reseña sobre un libro de García Márquez: El coronel no tiene quien le escriba. La escribí hace ya algunos años para un trabajo de escuela y recordé la resistencia que tenía de leer al colombiano, ¿por qué? por que es muy “populachero”, como suelo decir cuando un libro, película, disco, etc. es comercial, popular y en la mayoría de las veces “malo”, juicio que me ha hecho errar en varias ocasiones, ejemplo: Gabriel García Márquez.
Mi ignorancia era grande y al hablar del escritor mis referencias eran dos: listas de libros favoritos de niñas fresitas en donde al lado de El amor en los tiempos del cólera se encontraba alguna obra maestra de Paulo Coelho o Dam Brown; y el premio Nobel que le otorgaron en 1982... como diría Lucero “¿yyyy?”, también a Churchill se lo dieron. Así que no tenía una razón de peso para hacer a un lado eso de “populachero” y me llegara el interés por el escritor. Al final fue el morbo lo que me acercó a García Márquez. Empecé con su última novela Memoria de mis putas tristes. Tenía un título llamativo y no pasaba de las cien páginas, bueno para desmentirme lo más rápido posible. Pasó, me gustó y mucho. Seguí con un libro de cuentos y posteriormente con lo que sería mi novela favorita de Márquez, hasta el momento, El coronel no tiene quien le escriba. Muchos dicen que Cien años de soledad es lo mejor que ha escrito, me quedo con la opinión de Álvaro Mutis al catalogar a El coronel... por encima de cualquier otro de sus libros. Después subo la reseña de la novela, o mejor léanlo.
Márquez es uno de los autores que conformaron lo que llaman el “boom latinoamericano”, al lado de Borges, Cortázar, Rulfo, Onetti, Vargas Llosa, entre otros (mejor referencia que decir “al lado de Coelho o Brown”), pero más que pertenecer a un grupo, Gabriel García Márquez es el hombre que nos expone la realidad desde el punto de vista de un maestro de la fantasía, en el sentido más amplio de la palabra. Léanlo.

Por: Saúl G. R.

martes, 25 de mayo de 2010

La vida que se va - Vicente Leñero

Decía Borges en uno de sus cuentos que “cada vez que un hombre se enfrenta con diversas alternativas, opta por una y elimina las otras...” y es lo que nos da Vicente Leñero como introducción para La vida que se va. Pero ¿qué pasaría si pudiéramos elegir todas las alternativas? Con esta reflexión Leñero desarrolla esta historia, haciendo vivir a sus personajes las consecuencias de cada decisión tomada, vistas desde todos los puntos de vista, formas y posibilidades, creando a la vez otras circunstancias que traerán consigo otras decisiones acompañadas de más circunstancias y más decisiones, y así sucesivamente hasta dar con lo que llaman Vida.
Por azares del destino un periodista conoce a una anciana dispuesta a contar su vida, con el fin de ser redactada por este. Cada viernes el hombre aprovecha su día de descanso para visitar a Norma (la anciana) y mientras ella se explaya confesando su vida. Es así como nos enteramos que la protagonista ha vivido varias vidas en su vida: qué pasó cuando se fue con su tía Irene o cuando no se fue con su tía Irene; cuando se casó con Lucio o cuando no se casó con Lucio; cuando su papá se dio un tiro o cuando su papá no se dio un tiro. Vicente Leñero nos describe todos los universos que se crean con cada una de las decisiones de una circunstancia en concreto, haciendo la analogía con un juego de ajedrez que “nos recuerda que el mundo es un conjunto de posibilidades casi infinitas y que hay que decidirse por una”, pero en esta ocasión la protagonista no se decide por una sola y nos plantea todas las vidas paralelas que ha vivido, como consecuencia de todas las decisiones que ha tomado.
Con una estructura compleja La vida que se va no deja de ser una novela digerible y recomendable para cualquiera. Además de aprender de ella se puede pasar un buen rato. Para los interesados dejo la bibliografía:
Vicente Leñero, La vida que se va, Alfaguara, 1999.
Por: Saúl G. R.

martes, 4 de mayo de 2010

Cine Club de Arquitectura UV Córdoba, Ver. México

Thali dijo... Visita nuestro blog del CINECLUB de la Facultad de Arquitectura campus Córdoba y escribe tus comentarios o lo que quieras acerca de este evento cultural y del septimo arte. www.cineclubarquitectura.blogspot.com

Reseña de El Arte de Olvidar de Iván Izquierdo

Recientemente leí un libro llamado El Arte de olvidar, de un neuropsicólogo argentino avecindado en Brasil durante mucho tiempo y parece que ahora vive en EEUU (al menos ya es miembro de la Academia de Ciencias de ese país), me refiero a Iván Izquierdo. Pues bien entre otras muchas otras razones, como estudiar mucho y hacer posgrados, él recomienda específicamente leer lo más que se pueda en la vida, no sólo para disfrutar, sino para prevenir la demencia senil, así como para tener un mejor pronóstico de vida en el terrible caso de enfermarse de Alzheimer. Así que corran a leer, no pierdan tiempo o... se me olvidó que iba a decir.
Roberto Olavarrieta Marenco

Breve reseña del libro Antropología del cerebro. La conciencia y los sistemas simbólicos de Roger Bartra.

Es un libro que divulga una serie de reflexiones profundas acerca del cerebro y la conciencia, después de haber investigado y leído exhaustivamente los más recientes avances de la neurociencia en el estudio del cerebro humano, así como después de una trayectoria brillante en la sociología, antropología, lingüística y filosofía, pero también de ser un ávido lector de literatura y poesía, un aficionado a la música y al arte en general.
Es un texto fácil porque está muy bien escrito y difícil por el tema que aborda, sin embargo puedo comentar que pese a la dificultad del tema, le queda a uno como lector la sensación haberse acercado a un tema de una manera agradable y aguda. La hipótesis lanzada desde el inicio: la existencia de un exocerebro que es parte del cerebro biológico, que se conecta con los circuitos neuronales a través de circuitos simbólicos externos y que, en conjunto, alojan la conciencia, es muy atractiva ¿no creen?
Repasa los adelantos de la década del cerebro –finales del siglo pasado y principios de este-, así llamada por los enormes adelantos en la neurociencia, mismos que, y a pesar de ellos, no han permitido explicar el misterio de la conciencia ¿dónde se encuentra, en qué parte del cerebro? pero eso sí siempre dentro del cerebro –del cráneo-, pocos se atreven a imaginarla afuera, más bien, y a manera de Descartes, en una parte del mismo: el homúnculo, o algo similar, mediador o interpretador entre códigos, señales y símbolos, que expliquen la conciencia.
Pues Bartra se atreve a intentar, no resolver el enigma, pero sí ayudar a explicarlo, proponiendo un exocerbro, conectado mediante redes simbólicas de sustitución a las redes neuronales, que explica cómo la conciencia funciona, recurriendo a símbolos, a una prótesis cultural, auxiliada por toda la información y símbolos presentes en la cultura: las bibliotecas, los museos, los cementerios, la música, etc., que sin necesidad de ser traducidos fluyen hacia las redes neuronales.
Probablemente, a semejanza de las personas que al sufrir una enfermedad, accidente o intervención quirúrgica se les destruye físicamente una parte del cerebro y desarrollan otra redes neuronales para sustituir las destruidas para tratar de volver a realizar las funciones perdidas, el hombre en sus inicios, ante un cambio ambiental repentino, sufrió por no poder reconocer los nuevos códigos y tuvo que utilizar redes que utilizaba para otras funciones, para poder adaptarse a esos cambios, surgió así el habla, el lenguaje y, finalmente la autoconciencia; estas nuevas redes las encontró, a manera de prótesis cultural afuera del cráneo; en el exocerbro.
Finalmente espero que al leer estas líneas -mal escritas- se interesen en leer el libro –muy bien escrito- y ya leyendo se les quite el mal sabor que les pudiera haber ocasionado un servidor. Los dejo con la última frase del libro que, espero, los intrigue e interese: “Así perdemos el alma pero ganamos la conciencia”.


Córdoba, Ver. 26 de abril de 2010

Roberto de J. Olavarrieta Marenco

Ficha: Bartra, Roger (2006 -segunda reimpresión 2010-). Antropología del cerebro. La conciencia y los sistemas simbólicos. FCE. México. 236 p.

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