martes, 4 de mayo de 2010

Breve reseña del libro Antropología del cerebro. La conciencia y los sistemas simbólicos de Roger Bartra.

Es un libro que divulga una serie de reflexiones profundas acerca del cerebro y la conciencia, después de haber investigado y leído exhaustivamente los más recientes avances de la neurociencia en el estudio del cerebro humano, así como después de una trayectoria brillante en la sociología, antropología, lingüística y filosofía, pero también de ser un ávido lector de literatura y poesía, un aficionado a la música y al arte en general.
Es un texto fácil porque está muy bien escrito y difícil por el tema que aborda, sin embargo puedo comentar que pese a la dificultad del tema, le queda a uno como lector la sensación haberse acercado a un tema de una manera agradable y aguda. La hipótesis lanzada desde el inicio: la existencia de un exocerebro que es parte del cerebro biológico, que se conecta con los circuitos neuronales a través de circuitos simbólicos externos y que, en conjunto, alojan la conciencia, es muy atractiva ¿no creen?
Repasa los adelantos de la década del cerebro –finales del siglo pasado y principios de este-, así llamada por los enormes adelantos en la neurociencia, mismos que, y a pesar de ellos, no han permitido explicar el misterio de la conciencia ¿dónde se encuentra, en qué parte del cerebro? pero eso sí siempre dentro del cerebro –del cráneo-, pocos se atreven a imaginarla afuera, más bien, y a manera de Descartes, en una parte del mismo: el homúnculo, o algo similar, mediador o interpretador entre códigos, señales y símbolos, que expliquen la conciencia.
Pues Bartra se atreve a intentar, no resolver el enigma, pero sí ayudar a explicarlo, proponiendo un exocerbro, conectado mediante redes simbólicas de sustitución a las redes neuronales, que explica cómo la conciencia funciona, recurriendo a símbolos, a una prótesis cultural, auxiliada por toda la información y símbolos presentes en la cultura: las bibliotecas, los museos, los cementerios, la música, etc., que sin necesidad de ser traducidos fluyen hacia las redes neuronales.
Probablemente, a semejanza de las personas que al sufrir una enfermedad, accidente o intervención quirúrgica se les destruye físicamente una parte del cerebro y desarrollan otra redes neuronales para sustituir las destruidas para tratar de volver a realizar las funciones perdidas, el hombre en sus inicios, ante un cambio ambiental repentino, sufrió por no poder reconocer los nuevos códigos y tuvo que utilizar redes que utilizaba para otras funciones, para poder adaptarse a esos cambios, surgió así el habla, el lenguaje y, finalmente la autoconciencia; estas nuevas redes las encontró, a manera de prótesis cultural afuera del cráneo; en el exocerbro.
Finalmente espero que al leer estas líneas -mal escritas- se interesen en leer el libro –muy bien escrito- y ya leyendo se les quite el mal sabor que les pudiera haber ocasionado un servidor. Los dejo con la última frase del libro que, espero, los intrigue e interese: “Así perdemos el alma pero ganamos la conciencia”.


Córdoba, Ver. 26 de abril de 2010

Roberto de J. Olavarrieta Marenco

Ficha: Bartra, Roger (2006 -segunda reimpresión 2010-). Antropología del cerebro. La conciencia y los sistemas simbólicos. FCE. México. 236 p.

5 comentarios:

  1. Es un libro excelente, me gustaría que lo leyeran.

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  2. Necesitamos muchos investigadores/divulgadores del conocimiento como este monumental autor

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  3. Necesitamos muchos investigadores/divulgadores del conocimiento como este monumental autor

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